miércoles, 29 de octubre de 2014

“Buenos aires ya no es europea, es morena y criolla”

Periodista, director del Cabildo y ex titular del Inadi, habla de su experiencia al frente de Mundo Villa, el grupo de medios surgido de los asentamientos. Dice que en la Ciudad se mantiene un componente racista muy fuerte.

Víctor Ramos considera que su mayor defec­to es ser un optimista “enfermizo”. Cuando en el año 2000 dejó la titularidad de Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) lanzó una ONG llamada Mundo Villa: un emprendimien­to periodístico destinado a que los habitantes de las villas de la Ciu­dad pudieran construir el relato de lo que les sucede cotidianamente en primera persona, un intento de visibilizar a los invisibles del distri­to más rico de la Argentina. No le fue nada mal: el emprendimiento fue creciendo y hoy existen Mun­do Villa.com, Mundo Villa TV, la radio FM Mundo Sur y está por lle­gar a los kioscos una publicación en papel del trabajo que realizan. Por eso, irónicamente, Ramos dice que no está en contra de los mul­timedios. Editor de Mundo Villa y director del Cabildo Nacional, Ra­mos conversó con Diario Z de los ciudadanos a los que muchos, in­cluido a su modo de ver el actual jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, preferirían no ver

El 4 de diciembre organizaron una gran marcha hacia la Je­fatura de Gobierno porteño. ¿Qué era lo que pedían?

Fue para hacer notar de una ma­nera distinta a la sociedad porte­ña que hay un sector excluido muy importante. Fue una movilización cultural: no fue ni con capuchas, ni con palos, ni con violencia. Fue otro modo de mostrar a los invisi­bles, a los discriminados de la Ciu­dad, que son, en primer lugar, los inmigrantes (de los países latinoa­mericanos, de los países asiáticos o de las provincias) ya que, para Ma­cri, un provinciano es un extran­jero en esta Ciudad. Hicimos una representación artística donde ve­nían caminando y bailando con los ponchos criollos salteños y con los vestidos las chinitas típicas del in­terior del país. Mezclados con las danzas bolivianas, paraguayas, pe­ruanas. Planteamos que Buenos Aires es una gran ciudad cosmo­polita. Ya no europea como lo fue, sino auténticamente morena, crio­lla. Buenos Aires es la Nueva York del sur, por lo pretenciosa y por lo cosmopolita. La propuesta que ha­cemos nosotros, en contraposición a la Ciudad aislada que pretende Macri, es una Buenos Aires Capital Cultural Latinoamericana.

¿Macri los recibe habitualmen­te? ¿Tienen diálogo con algún ministro o funcionario?

Macri no, hace varios años que in­tentamos un diálogo. Apenas he lo­grado tener contacto indirecto con Carolina Stanley, ministra de Desa­rrollo Social, e indirecto con María Eugenia Vidal, la vicejefa. Sí he te­nido contacto directo con Humber­to Schiavone, presidente de la Cor­poración Buenos Aires Sur. Nobleza obliga, él ha hecho esfuerzos muy grandes por urbanizar las villas, pero no tiene ni siquiera el 5 por ciento del presupuesto que nece­sitaría. Lo que demuestra que hay una política clara de Macri de no urbanizar las villas. Él cree que ur­banizar las villas es pintarlas de co­lores, cuando lo que se necesita es agua y cloacas. Los vecinos quieren pagar impuestos, pero ¿qué im­puestos van a pagar si no hay allí ni alumbrado, barrido y limpieza?

En esa línea, ¿cómo se combate el prejuicio de mucha gente que critica a la gente que vive en las villas porque “no pagan ningún impuesto y encima se quejan”?

Son prejuicios que se combaten culturalmente. Y el prejuicio suele caer cuando conocés al otro y de­jás de temerle. Mundo Villa surge como una necesidad de expresión, de contar la otra realidad. De to­dos modos, yo creo que Macri no es el peor racista: peores son los que lo votan. Él es el mejor dentro de ese grupo social reaccionario.

¿Cómo llega a esa conclusión?

Lo vemos en los portales de las páginas web de los distintos me­dios de comunicación, donde la gente muestra sus peores y mejo­res cosas. Y ahí ves el grado de ra­cismo profundo que anida en mi­les de personas. Sin embargo, se da una paradoja en la Ciudad.

¿Cuál es?

Estamos en la Ciudad más rica de la Argentina y tal vez de América La­tina. Los pobres son minoría: sobre 3 millones de habitantes, sólo 300 mil personas están en situación de pobreza extrema. Hay una volun­tad política de Macri de no inver­tir en los sectores pobres. Porque su base social lo repudia cuando hace una acción en ese sentido.

¿Un porcentaje considerable de los habitantes de las villas no lo vota a Macri?

En las últimas elecciones, perdió en la 21, en la 1-11-14 y en la 31. Y en la 21, que es donde venimos realizando un trabajo cultural con Jorge Coscia, secretario de Cultu­ra de la Nación, de una manera muy decidida, estuvimos en el 70 por ciento de los votos.

¿Cuál es el problema más grave en las villas? ¿La droga, la inse­guridad, la falta de futuro?

Lo que veo es que en los jóvenes de las villas hay optimismo. Y se mani­fiesta con un alto nivel educativo, van a la escuela, aunque las escue­las no dan abasto. Pero el principal problema que hay es la invisibilidad y, yendo a sectores minoritarios, hay pibes que tienen la autoestima muy baja y se vinculan a la droga y a la violencia, pero no es menor que en cualquier otro barrio. Hoy las villas son barrios obreros.

¿El SAME sigue sin entrar a las villas?

El servicio de salud es un desastre. Le hemos iniciado a Macri una cau­sa por abandono de persona. Es más: el director de Mundo Villa fue asesinado, muerto por una puña­lada. Y no lo mató la puñalada: lo mató la ambulancia del Same que no fue a buscarlo en tiempo y for­ma. Le iniciamos una causa al en­tonces ministro Jorge Lemus, pero la justicia no acompañó y ahí que­dó. Cualquier pueblo de dos mil habitantes tiene una ambulancia. ¿Cómo puede ser que un barrio de 60 mil personas no tenga una am­bulancia? La propuesta que le hici­mos con el padre Pepe al gobierno de la Ciudad es que los choferes de las ambulancias sean vecinos del barrio. Estamos tratando con Coscia de inventar una “ambulan­cia cultural” porque la Secretaría de Cultura no puede andar com­prando ambulancias.

Recientemente se difundie­ron las cifras de muertes vio­lentas en la Ciudad que relevó la Corte Suprema. Los porcen­tajes del sur triplican a los del norte. ¿Por qué pasa esto?

Y las muertes violentas que hay en el norte de la Ciudad están asocia­das a la violencia de género, más que en los sectores populares. En el sur, hay más muertes violentas entre jóvenes, que están asociadas naturalmente al hacinamiento. El hombre naturalmente busca un es­pacio vital para vivir. Y si vos tenés una pieza con seis, siete personas, se genera violencia. Por eso tam­bién hay violencia en las cárceles.

¿Qué pasa con el paco y el nar­cotráfico en las villas?

Los grandes narcotraficantes están en los countries. Las villas son vícti­mas y los pobres consumen la droga de los pobres: el alcohol y el paco. El alcohol también está haciendo estragos. Fijate en los programas de la televisión amarilla cómo se aga­rran a trompadas, a palazos, los pi­bes a la salida de los boliches. En la villa lo que ocurre es que hay lu­gares donde los pibes directamente van a morir: las ranchadas.

¿Cómo es eso?

Algunos pibes, al final de su vida, siendo tan jovencitos, sin salida con el paco, se juntan a la orilla del riachuelo, en casillas, donde ya terminan enfermos, desnutri­dos, abandonados y mueren. Son fantasmitas. Como elefantes que van a buscar la muerte. Cuando ya les robaron a la madre, al padre, a la abuela. Cuando ya salieron a la calle, manotearon una carte­ra, compraron el paco, ya no tie­nen ni siquiera fuerza para seguir robando. Se hacen ellos mismos “transas” para poder consumir y después venden las zapatillas, re­galan el pantalón y van a morir a orillas de Riachuelo.

¿Cuál cree usted que es el ma­yor logro de Mundo Villa para cambiar esta realidad?

Es haber incorporado a centena­res de chicos en los talleres de pe­riodismo y de cine porque de ese modo se ven: salen en la tele, su­ben su artículo, suben su poesía y pasaron de no existir a existir. Y de golpe se sientan con una mi­nistra o con un funcionario y les empiezan a hacer preguntas. Ellos tienen mucho miedo porque son adolescentes y ven que hay una inversión de roles porque el fun­cionario y la ministra también se empiezan a poner nerviosos.

¿Y los funcionarios del macris­mo les dan entrevistas?

A veces sí. A Carolina Stanley, la pri­mera pregunta que le hizo un gru­po de chiquitas de 14 años fue cuánto ganaba. Y se la rebuscó para no contestar. La segunda pregunta que le hicieron fue: “¿Te casaste por amor o por interés?” También en­trevistaron a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Mundo Vi­lla lo que permite es que una can­tidad enorme de pobres se sientan parte de un proyecto.

¿Cuál fue la historia que más lo conmovió en estos años?

La historia de Gustavo Benítez, un chico amigo que ya falleció. Le de­cían “El Paragua” aunque era mi­sionero. Ese pibe integró una gue­rra de pandillas en la villa 21 que duró unos siete años. Hubo más de 60 muertos, del 97 al 2004. Él inventó una ONG llamada “Los Heridos del Sur” y convocó a los lí­deres de los grupos armados y les dijo: “Vamos a bajar los fierros”. Tuvo un predicamento muy fuerte y empezó a unir a la gente para de­sarrollar proyectos como el asfal­to. Con la ayuda de Daniel Filmus, que entonces estaba al frente del Ministerio de Educación, armaron un taller de formación profesional. Gustavo cayó en el paco de nuevo, se le diagnosticó un cáncer y em­pezó a revolver la basura. Yo lo res­caté y lo invité a hacer el guión de una película, pero él ya estaba mu­riendo. Incluso en sus últimos mi­nutos de lucidez, colaboraba. Era muy filósofo, un soñador. Siguien­do el camino de Gustavo, encara­mos la gran obra que es la Casa de la Cultura, hoy sede de la Secreta­ría de la Cultura en la villa 21.

Preguntas de la A a la Z

A. ¿Edad? 58.
B. ¿Barrio donde vive? Caballito.
C. ¿Estado civil? Casado.
D. ¿Signo? Virgo.
E. ¿Religión? Católico.
F. ¿Equipo de fútbol? Boca Juniors
G. ¿Sus hijos van a escuela pública o privada? Privada
H. ¿Nivel educativo? Soy periodista. Tengo secundario. completo.
I. ¿Cree en la amistad entre el hombre y la mujer? Claro.
J. ¿Tiene algún vicio le gustaría dejar? Ya dejé el cigarrillo.
K. ¿Hace terapia? ¿Hace cuánto tiempo? Sí, hice.
L. ¿Qué está leyendo ahora? Monteagudo, de Pacho O`Donnell.
M. ¿Infusión favorita? Mate.
N. ¿Cuál es su lugar preferido de la Ciudad? El bar del Cabildo.
Ñ. De chico, ¿qué quería ser cuando fuera grande? Quería ser grande.
O. ¿Dibujito animado preferido? No tengo, porque cuando vivíamos en Uruguay, de chico, no teníamos televisión.
P. ¿Una salida nocturna? Cenar con mi compañera.
Q. ¿Su comida preferida? Milanesa napolitana.
R. ¿Un defecto? Soy un optimista enfermizo.
S. ¿Una virtud? No las conozco.
T. ¿Un personaje preferido de la historia? Felipe Varela.
U. ¿Un hecho que le cambio la vida? La 1.050. Algunos saben de lo que hablo.
V. ¿A qué hora se acuesta y se despierta? Me despierto 7:30 y me acuesto a la una.
W. ¿Cena en su casa? Sí.
X. ¿Un programa familiar preferido? Almorzar todos juntos los domingos.
Y. ¿Una cábala? No tengo.
Z. ¿Cuál fue su primer trabajo y a qué edad? Aprendiz gráfico en una imprenta a los 16 años.

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